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TVE ningunea a Susana Diez y Canal Sur a Rajoy. Cada territorio tiene su televisión, cada televisión su información. Tan cierto es que el PSOE se ha hundido en Andalucía en las pasadas elecciones como cierto es que obtuvo una ventaja de 9,3 puntos sobre el PP. Cada televisión ha enfocado la noticia de una manera que perjudica a su contrincante político. Igualmente TVE no informa sobre Bárcenas y si sobre los ERE y los Cursos de Formación en Andalucía, noticias que Canal Sur olvida y si recuerda a Bárcenas.

Viene a colación el brillante Iglesias que aboga por un control político de las televisiones, justamente lo que hay, el lo llama control público. Tiene un "mejunje" intelectual que confunde lo público y lo político, en realidad debería existir es un control ciudadano que representase la diversidad de estamentos sociales y sobre todo aquellos que pertenecen a la ciencia y a la razón. La ciudadanía está entre lo público y lo privado, entre la política y la sociedad.

Volviendo al artículo al que hacemos referencia al pie, los estudios sesudos de CCOO para acreditar la manipulación en los informativos no dejan lugar a dudas, entrevistan a los trabajadores. No son los profesionales los que tienen que opinar sino la población.

La percepción sobre manipulación informativa debe estudiarse sobre la audiencia, sobre los receptores de los mensajes. En una empresa que ha permitido, gracias a los sindicatos, el acceso al trabajo a determinadas personas de acuerdo con su credo político, puede que la mayoría de los profesionales, en el caso sevillano, sean de izquierdas, esto no es bueno o malo intrinsecamente, sino su método de selección. No olvidemos que los liberados sindicales generan un puesto interino y que para evitar disputas entre empresa y sindicatos, son estos los que imponen el trabajador que debe ser contratado.

El sistema consiste en que un sindicato libera a un profesional, si la empresa no contrata a quién determina el sindicato, deslibera al profesional y entonces la empresa se ve obligada a despedir al interino que ocupa su plaza. Así sucesivamente, el sindicato vuelve a liberar al mismo profesional y la empresa debe contratar un interino que ocupe su plaza y, vuelta a empezar.

Los sindicatos reparten empleo directamente a sus allegados, simpatizantes o familiares. La endogamia sindical es clamorosa, ahora bien, la empresa no se queda corta. Los profesionales deben ser independientes y no introducir sesgo político en sus opiniones.

Fuente: El Pais

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